Hoy es uno de esos días
en que uno sólo espera
que alguien le diga algo bonito
algo que le saque de sus decepciones circulares
de una historia de amor pasada de rosca
o de la inquietud de esperar sentado
a que en el congreso digan
que hay una lluvia de abrazos en la ciudad.
Porque la mayoría de las cosas que terminan
suele dejarte la vida rota en el sofá,
y a veces resulta agotador tratar de ser tan fuerte.
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